viernes, 29 de junio de 2012

Practica deliberada 3


Ignición e indicios fundamentales    
La  práctica deliberada (PD) es dura, y mantenerla años hasta que de sus frutos máximos es difícil. ¿Qué motivación hay detrás para explicarla y sostenerla? Como dice Coyle, hay diversos mecanismos que activan ese hambre de triunfo. A esapasión que lo arrastra todo le llama el autor: ignición.    
Y  a los datos que inducen dicha ignición les llama: indicios fundamentales.  Un ejemplo sería el de las pérdidas parentales (página 115 de su libro Las claves del talento): de 573 sujetos eminentes en sus campos, se observó un alto porcentaje de huérfanos en la niñez y juventud. La señal percibida quizá fue: “no estás a salvo”. Evidentemente este hecho de por si no garantiza el triunfo, pues esta misma señal en otras personas puede ser debilitante. A continuación se citan otros estudios en deportistas. Los corredores más rápidos de atletismo ocupaban el puesto 3.2 en familias de 4.4 hijos. Nunca era el primogénito. La señal es similar: “estás en desventaja, persevera”.   
Las señales fundamentales y la ignición también pueden provenir desde lo positivo. Es bien conocido como en un deporte la existencia de un gran jugador provoca que muchos otros sigan su estela, como ha pasado en España con el tenis a raíz de los Santana, Gimeno, Orantes. El mensaje podría ser: “Tu también podrías hacerlo. Ese es como tú”.    
Es pertinente ahora un comentario muy importante. Para gente como Ericsson o Colvin lo que llamamos ignición –en términos simples, la pasión–  ayuda en el sentido de que mantiene activa la PD durante mucho tiempo, y es la PD la que hace el trabajo de mejora de la habilidad.    
No piensa así Coyle, que opina que es la unión de PD + Ignición la clave de la mejora, y cita un estudio sobre jóvenes estudiantes de violín (página 105 y siguientes de  Las claves del talento): se clasificó a los niños en tres grupos en función de un test que medía su compromiso a corto, medio o largo plazo con el instrumento. Aquellos niños que se veían a sí mismos comprometidos a largo plazo, mejoraban más incluso con menos horas de práctica que los de los otros dos grupos. Cuando se juntaba la práctica intensa con el mayor nivel de compromiso a largo plazo, su rendimiento era ya explosivo.    

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